Nuestra Vida y Misión

Mujeres comprometidas desde la fe, en la liberación misericordiosa de las mujeres

La misión de la congregación encarna y expresa el carisma de la Hospitalidad.

Con nuestra vida manifestamos el amor que Dios tiene a todos los hombres, especialmente a los más vulnerables. Somos mensaje de esperanza y testimoniamos que el mundo puede ser transformado desde el espíritu de las bienaventuranzas.

Nuestra misión hospitalaria prolonga en el tiempo, y en diferentes contextos, la misión sanadora de Jesús de Nazaret y consiste en la acogida, asistencia y cuidado a las personas con enfermedad mental, discapacidad física o intelectual y otros enfermos, teniendo en cuenta las necesidades y urgencia de cada tiempo y lugar, con preferencia por los más pobres y marginados.

Algunos de los criterios que orientan esta misión son:

  • El centro de la acción hospitalaria es la persona que sufre.
  • Ofrecemos una atención integral a la persona que une ciencia y humanización.
  • Opción preferencial por las personas más desfavorecidas y las que presentan mayor necesidad.
  • El respeto y defensa de la vida, así como la ética en toda actuación, guían la actividad asistencial.
  • Todas las personas implicadas en esta obra: personas atendidas, familiares, trabajadores, voluntarios y religiosas, forman la comunidad hospitalaria.

Nuestro carisma, la Hospitalidad

Don del espíritu a la iglesia, que configura nuestra vida y nos compromete en la práctica de la Hospitalidad.

El significado de la hospitalidad entraña importantes connotaciones: humanidad, acogida, universalidad, amor, servicio, ayuda mutua, cuidado del pobre. Inspiró el proyecto hospitalario desde el comienzo, y sigue iluminando el hacer el bien en las instituciones de la congregación.

Su fundamento nos lleva a la acción sanadora de Jesús, “Buen Samaritano de la humanidad, que pasó por la vida haciendo el bien y curando a los enfermos”. Según esta interpretación, la Hospitalidad es el carisma que define a la congregación, la característica más genuina que permite describir su identidad.

Los Fundadores de la Congregación recibieron de Dios este don y se consagraron a continuar la misión de Jesús a favor de las personas con enfermedad mental y discapacidad, con preferencia los pobres. Realizando su acción en la atención de las mujeres que, en este caso, estaban más olvidadas y abandonadas. En la actualidad, persiste la opción preferente por el mundo del dolor psíquico, aunque se desarrollan otras actividades apostólicas siempre que estén de acuerdo con el Carisma Hospitalario.

Conservar y recrear el Carisma Hospitalario exige que todos los que participamos en el proyecto cultivemos y explicitemos los valores, la cultura y los fines propios de la Congregación.

Nuestra misión continúa narrando la historia y, de forma creíble, mediante gestos hospitalarios, los paradigmas evangélicos que fundamentan nuestra hospitalidad.

Como el Samaritano, no pasamos de largo: miramos y vemos; no nos dejamos conmover y compasiva y solidariamente, actuamos. Somos Hospitalarios.

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